domingo, 6 de agosto de 2017

Ruptura 4


"Adoro la ambivalencia poética de una cicatriz, que tiene dos mensajes: Aquí dolióaquí sanó".

Louise Madeira



En tu vida estuviste cantando de madrugada con alguien capaz de redondear los vértices. 
Jamás supiste valorar que pudiera llorar contigo, que me desplumara las alas para hacerte cosquillas.
No quisiste ver a través de la ventana, el sol invocado por mi calor.
El cielo me escuchaba atentamente.
Las huellas se hundían en la tierra mojada de una caja para niños. 
Yo estaba preparada para despegar, para despintarme estos colores sepia. 
Te habría fabricado la espalda con mis manos,  lo sabías. 
Hacías como que lo normal era que te soplaran la mota de pólvora para mirar a tus ojos, disimulabas paseando por mi cuarto de madera. 
Te sentabas nervioso en la mesa, en la cama
Eras lo superlativo de amable aunque sabías que yo me crié con la tortuga (de Momo) interminable. Intuías que bajo mi ropa había veintiún cuentos, querías ver los dibujos pero ansiabas que yo no los leyera en alto.
Al oído, despacio
Tan lento que me quedé afónica y ya no sabremos el final, ni podremos volver a cantar de madrugada mientras 
con delicadeza, 
redondeo tus vértices.

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