miércoles, 1 de julio de 2015

Adiós con el corazón... Que con el miedo, no puedo




Parece que últimamente siento las flores como si me crecieran en el estómago. Qué puedo decir. No puedo negar que los insectos me bordean las ideas. Bajo una gruesa capa de polen siento como voy cediendo al verano que me pudre. Todas las posibles vidas que me roban siguen escondidas entre tallos débiles que se van doblando. En mi silla observo como nada me levanta.
En primer lugar está el chico de pecas, que se duerme sobre sus propias manos y no entiende cómo puede despertarse, porque la palabra padre cae en picado sobre sus decisiones. Padre y aún no sabe lo que es el amor, no sabe cómo se hace un beso.
En segundo lugar tenemos al chico de los labios hacia adentro, la piel de terciopelo. Es demasiado amapola como para llamarle plantita. Domina tanto el beso que aún sin verso se pierde el amor. No lo comprende con los dedos. Un poco con las lágrimas.
En tercero es el chico que brilla en la oscuridad. Luna lunera cascabelera.., tiene en la voz un megáfono. Ha ejercitado con tanta intensidad las cuerdas vocales que vibro en un suspiro que suelta.
El cuarto es el chico que ha ordenado sus piezas colocándolas en dos montones: el primero lo que le sirve y el segundo lo que me presta. Su pelo encaja muy bien con mi alopecia. Pero no estoy segura de que en todo lo demás nos compenetremos.
Y en quinto lugar, casi escapándose, el chico como cometa. Aún no lo veo con certeza. Pero tiene una sonrisa que me ha imantado. Tiene un pellizco de baila. Me mueve algo dentro y no, no me lo repitas más que ya no existes.
Bajo esta maravilla me escapo al futuro, sobre todo lo dicho, el amor se me estalló. Ya no hay. Ayer me latías -pum, pum,pum- hoy... Hoy tu boca es inmarcesible. Inaccesible.



No hay comentarios:

Publicar un comentario